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Nunca más, amor mío (Homenaje a Edgar Allan Poe)




Hoy me siento diferente. He permanecido enferma durante meses, cada parte de mi cuerpo me lastimaba, sentía calambres en todos mis músculos y ya no aguantaba más el dolor. Pero, si piensas que eso ha sido lo peor, tal vez te sorprendas al descubrir que mis huesos parecían haberse transformado en vidrios salientes, que rasgaban mi piel y laceraban tanto mi carne como mi fe. 

Recuerdo cómo el médico insistía en la imposibilidad de los síntomas que yo le describía. Oí cómo hablaba con mi esposo, estaban planeando encerrarme en un sanatorio mental, pues no existían registros previos de ninguna enfermedad semejante a la que yo padecía, por lo cual habían llegado a la conclusión de que mis heridas eran autoinfligidas. Aquel médico tenía toda la confianza y el absoluto respeto de mi marido.

Mi marido jamás permitiría que me sometieran a un ritual de exorcismo, por mucho que yo se lo rogara en mis momentos de "lucidez". Podía sentir cómo aquella sombra espectral se acercaba a mí precedida por su fétido aliento, burlándose, humillándome y disfrutando mientras  describía los tormentos que me infligiría cuando consiguiera apoderarse de mi cuerpo. Era como si mi dolor la alimentara y su insaciable apetito la impulsara a recrudecer sus acometidas. 

Aquel día grité como nunca, mientras luchaba simultáneamente contra aquel ser oscuro y contra unos hombres vestidos de blanco, que me sujetaban e intentaban introducir mis miembros acalambrados en una camisa de tela gruesa. Grité implorando la misericordia divina e intenté arrepentirme de los pecados que me cerraban la puerta hacia la salvación. 

Una luz resplandeció y de ella surgió un ángel, que me ordenó confesar mis pecados en voz alta. Pero hacer algo así me hubiera acarreado el rencor eterno de quienes me amaban, así que decidí guardar silencio. Sentí cómo el ser oscuro tomaba mi cuerpo y me desperté en un lugar vacío. Me sentí fuera de mi cuerpo, que ya no me pertenecía a mí, sino al ser que me lo había arrebatado. El ángel insistió en la necesidad de confesar mis faltas y me ofreció alas para volar.

Volví al cuarto conyugal, donde vi a mi marido ahogándose en alcohol y a mi hijo dormido en la cama. Pero yo ya no era Leonora, pues mi alma se había encarnado en un cuervo. Sin embargo, sentía la necesidad de confesarlo todo, para huir de las sombras que me perseguían e intentaban devorarme por dentro.

Mis cuerdas vocales solo alcanzaron a decir: "nunca más", "nunca más"...

Mi marido me vio, dejó la botella y se levantó de la cama, dejando solo a nuestro hijo. Entonces pensé en lo que le sucedería al bebé si yo confesaba que, en realidad, no era hijo de mi marido, sino del médico que me había atendido. Entonces mi marido lo abandonaría, dejándolo desamparado para siempre, y yo no podía sacrificar su bienestar para satisfacer mis propios intereses. Grazné por última vez “nunca más, amor mío” y salí volando del cuarto.

Ahora solo me falta encontrar al doctor y arrancarle los ojos, para que nadie más vuelva a sufrir por culpa de sus engaños, volé hasta encontrarlo y, cuando me disponía a atacrlo, el ángel me alcanzó en mi vuelo para decirme que había superado la prueba y que mi alma se había salvado del infierno, pues había sabido renunciar a mi propio beneficio por amor al hijo de mis entrañas, pero una vez más renuncié a ese beneficio por amor y por miedo a que mi bebé quedara huérfano o terminara envenenado a manos del médico, como me pasó a mí.


Autora Sara Lena Tenorio


Correcciones de Francisco Javier Fontenla

Derechos reservados de autor ©


Edgar Allan Poe, falleció el 7 de octubre de 1849, es considerado por muchos como el mejor escritor de terror de todos los tiempos. A 152 años de su fallecimiento, le dedico este cuento de mi autoría que es una versión inversa del poema que le dio el apodo de El cuervo. 
 Imagen de Pinterest (Bestwallpaper.com).

EL ÁRBOL DE MI VIDA



Texto de Sara Lena, imagen de Pinterest.



Algunas personas son adictas al café y otras parecen recargarse de energía con el sexo, el alcohol o las drogas, pero a mí nada de eso me funciona. Solo mi árbol logra darme la energía positiva que necesito para seguir adelante. Lo planté hace tres años y ha crecido muy rápido. A veces estoy a punto de irme al trabajo y en el último momento regreso al jardín, para abrazarlo y rendirle mi dosis diaria de cariño. En su rugoso tronco siempre encuentro el consuelo y la energía que me impulsan para iniciar con buena vibra un nuevo día. Tal vez estoy perdiendo la razón, pero a veces me da la impresión de que puede escucharme y, en cierto modo, comunicarse conmigo. Si no lo abrazo a diario, siento que se abre un hueco en mi rutina diaria y entonces me embarga la desesperación, como si ya no pudiera seguir adelante con mi vida. En esas ocasiones siempre termino aquí, en el único lugar donde encuentro el consuelo y la paz que necesito para seguir adelante. 

Pero hoy es un día especial, pues se cumple un año de mi peor desgracia y ese recuerdo me consume por dentro, hasta que termino de rodillas bajo la lluvia, como si hubiera llegado a mi límite. Ni siquiera la alfombra de hojas que me preparó mi árbol puede borrar de mi mente el terrible dolor de ese recuerdo... 

Él me prometió que me amaría hasta el fin de sus días y ella que me sería fiel por siempre. Descubrí sus mentiras un día que volví a casa antes de lo previsto y los descubrí en mi propia cama. Pero en un primer momento no quise enojarme. Los dejé dormir y salí al jardín, para abrazar a mi árbol y reflexionar sobre mis errores. Comprendí que yo había permitido que su relación fructificara y, cuando me sentí cansada de llorar, me pareció oír que mi árbol me susurraba: 

—Todo fue culpa tuya.

Entonces comprendí que mis múltiples ocupaciones no me habían permitido darles a mis relaciones personales todo el tiempo que requerían. Aun así, ellos eran los seres más importantes en mi vida y yo había puesto toda mi fe en el gran amor que decían tenerme. Incluso los había alentado a estar juntos, para suplir de alguna forma mis ausencias. Pero su traición me destruyó y hoy sé que jamás podré reconstruirme a mí misma, pues ¿cómo podría volver a creer en el amor después de esto? Dejaron una herida tan profunda en mí que ya no puedo volver a creer ingenuamente en la bondad ajena. Cuando finalmente decidí pedirles explicaciones, se justificaron diciéndome que, a pesar de lo mucho que me querían, habían descubierto que eran dos almas gemelas, cuyo amor había surgido por obra del destino y no por un afán deliberado de perjudicarme. Me pidieron que fuera comprensiva con ellos, me juraron que jamás habían tenido la menor intención de herirme y que, de hecho, habían intentado resistirse con todas sus fuerzas a los sentimientos que los unían.

Nada ha sido más doloroso en mi vida, pero ahora puedo consolarme sabiendo que, a pesar de todo, los tres (mi novio, mi mejor amiga y yo) estaremos juntos para siempre. Y siempre puedo aferrarme al amor de mi árbol, el más hermoso de todos. El secreto de su belleza es que se nutre de sus cuerpos putrefactos. 


Autora:Sara Lena Tenorio


Corrección de estilo: Francisco Javier Fontenla

Derechos reservados de autor ©

La protagonista de este cuento sufre graves trastornos mentales, que la hacen mantener obsesivas rutinas y generar raras fantasías de positivismo, al estrechar una extraña relación con su árbol favorito. En medio de su depresión, recuerda sin remordimientos haber asesinado a su novio y a su mejor amiga, a quienes enterró a un lado de su árbol.



Homenaje a Lovecraft


Arriba, vídeo de la obra del artista Charly M. Cadaver. Abajo Imagen de Pinterest




En homenaje a H. P. Lovecraft,  reunimos algunos ensayos que nos hablan de la trayectoria histórica del género del terror hasta llegar a H. P. Lovecraft, quien pertenece a nuestro top ten del terror. El gran maestro del horror cósmico nos dejó un gran legado en sus letras, que ha inspirado a muchos autores y fue en ese sentido que convocamos a los autores hispanohablantes contemporáneos, a un concurso de cuentos Lovecraftianos. Los ensayos no forman parte del concurso, pero vale mucho la pena su lectura para todos los amantes de la literatura clásica del terror. Esa es la razón por la que aquí te los comparto (solo dale clic al enlace correspondiente al título de tu interés para que puedas leerlo).

Ensayos de la literatura del terror, en los que figura H.P. Lovecraft:

 Se reunieron los siguientes cuentos Lovecraftianos:
Se hizo un concurso de cuentos lovecraftianos y los votantes eligieron sus cuentos favoritos. Los cuentos ganadores fueron los siguientes:
  1.  Encomienda de Nahl. Primer lugar, autora Scherezada.
  2.  El despertar de Azathoth. Segundo lugar, autora Carolina Arriaga. 
  3.  Desde lo profundo. Tercer lugar, autor  Aldo Matus.
El legado de H.P. Lovecraft continúa y nosotros seguimos de manteles largos. Abajo de este texto encontrarás las entrevistas con los autores ganadores, que realizamos Avalon rol y tu servidora, Sara Lena . Al final de cada uno de los textos ganadores encontrarás su diploma correspondiente. 


  1. Scherezada (Favor de adelantar hasta el minuto 11:30). ¡Gracias! Ganadora del primer lugar, con su cuento Encomienda de Nahl.

 

2. Carolina Arriaga. Ganadora del segundo lugar, con el texto: El despertar de Azathoth.

 

 
Pueden conseguir su antología desde el enlace de arriba



3. Para cerrar con broche de oro, tenemos la entrevista con Aldo Matus, ganador del tercer lugar con su cuento: Desde lo profundo.


Felicito a los ganadores y agradezco mucho a todas las personas que nos leyeron y participaron con su voto.

 Atentamente Sara Lena

Amnesia (homenaje a H.P. Lovecraft)



He  perdido la noción del tiempo desde que estoy solo, entre estas cuatro paredes blancas. Algunos recuerdos golpean mi mente, como flashazos que me revelan fragmentos de mi pasado. De pronto veo una cara conocida, es una chica de ojos color miel. Se trata de Leonor, mi hermana menor, cuya presencia parece refrescarme la memoria. La última vez que estuvimos juntos ella llevaba ese mismo bolso que cuelga de su hombro. Recuerdo que nuestra madre se lo tejió antes de morir. Leonor me dice con su flamante sonrisa que buscará la forma de ayudarme. Roberto, su novio, es un abogado experimentado y está buscando la forma de sacarme de este aprieto. Pero es imprescindible que me esfuerce en recordar el paradero de aquellos niños. Me muestra un cuaderno que contiene una lista escolar, la cual, según sus palabras, fue escrita por mí. “Maestro Andrés”, pone en la etiqueta. En la lista figuran los nombres de diez niños, acompañados por algunas anotaciones. Me esfuerzo intentando recordar, pero nada definido llega a mi mente. 


La siguiente visita es de un hombre que apenas entra, me dice que mi amnesia es solo un engaño para encubrir mis terribles crímenes. Luego me lanza una sarta de amenazas e insultos. Me habría golpeado de no ser por la rápida intervención de los enfermeros, que terminan retirándolo. Al parecer, es el padre de uno de los niños extraviados. ¡Si tan solo pudiera recordar! Me llevo las manos a la cabeza y la golpeo contra la pared, esforzandome por revivir aquellos momentos. Termino cedado y con una camisa de fuerza, viendo el techo de este horrible cuarto. 


Cuando me quedo solo llegan nuevos recuerdos. Estoy dando clases en una escuela rural, no hay nadie más a cargo. Yo calificaba la tarea mientras los niños jugaban en el patio, pues era la hora del recreo. De pronto los vi desde la ventana, estaban subiendo a lo alto del cerro. Tenía todas las puertas del recinto cerradas, pero de algún modo ellos habían escapado. Salí tan rápido como pude y logré acercarme a ellos. Parecían seguir a alguien que aplastaba a su paso la crecida maleza, pero no pude ver a nadie con ellos. Corrí tan rápido como pude, pero ellos apretaron el paso y no pude darles alcance. Cuando al fin llegué a la cima, había una especie de círculo de hierba aplastada, donde encontré algunas prendas de los niños, todas manchadas de sangre. Los busqué incansablemente, pero sin el menor éxito.


Cuando llegó la hora de la salida informé a los padres de lo ocurrido. Aunque tuve que soportar sus reproches, conseguí convencerlos para que me ayudaran a seguir buscando. Entonces llegamos a la cima y apareció el cuerpo inmóvil de una niña, que al despertar, parecía hallarse en estado de shock. Los padres me acusaron de su desgracia y decidí escapar. No recuerdo lo que pasó a continuación, solo sé que algún tiempo después aparecí aquí…


Mi hermana ha vuelto y exige que me quiten la camisa de fuerza, siento que su presencia me relaja. Saca algunas fotos de su bolso para ayudarme a recuperar la memoria y de pronto veo aquel extraño libro de negra encuadernación. Mi memoria se enciende al sacarlo, yo mismo de su bolso. Al tocarlo viene a mi mente el momento en el que lo encontré, dentro de una vieja caja de madera con extraños relieves. Alguien lo había dejado escondido en el archivo de la escuela. Desconozco su título, porque las primeras hojas están arrancadas y sobre la cubierta solo se ve la horrible etiqueta con mi nombre. Yo mismo lo etiqueté al notar que nadie lo reclamaba, así que decidí declararlo de mi propiedad y lo llevaba en mi portafolio todo el tiempo. Reconozco sus hojas amarillentas y su letra garigoleada, escrita a mano entre extraños símbolos e inquietantes ilustraciones. Era evidente que se trataba de un libro antiguo, quizás una reliquia de un valor incalculable. Sin embargo, mis múltiples ocupaciones docentes no me habían dejado tiempo para leerlo.


El tiempo de la visita terminó y una vez más la soledad me ayudó a ordenar mis recuerdos. Margarita, la única niña a la que encontramos tras la desaparición de mis alumnos, debió de haberme robado el libro, pues lo llevaba en sus manos mientras subía hacia lo alto del cerro, guiando a sus compañeros, y aún lo tenía a su lado cuando apareció desmayada en el monte. Antes de huir, tomé el libro del suelo y corrí. Recuerdo que sentí como si me siguiera algo invisible, así que continué corriendo hasta sentirme solo y no me atreví a abrirlo hasta que me vi a salvo. Pero antes de leerlo me topé con un indígena de la localidad, que dijo ser el brujo del pueblo.Tal vez ese hombre podría ser la clave para encontrar a los niños desaparecidos. Este me advirtió que yo estaba en grave peligro, porque aquel libro podía usarse para abrir un portal hacia otra dimensión, donde viven los seres primigenios, unos demonios extraterrestres que debían continuar encerrados en su mundo oscuro, por el bien de toda la humanidad. Lo tomé por loco, me exigió que le entregara el libro y me negué, forcejeamos y me lo arrebató, pero le di alcance rápidamente y lo noqueé para continuar huyendo. 


Informé a las autoridades de este nuevo recuerdo, sin embargo, como no sé su nombre y en la localidad todos niegan conocerlo, los oficiales no  reconocen su existencia y creen que todo el episodio solo existió en mi mente enferma.


Nuevamente mi soledad me ayudó a pensar. De pronto comprendí el peligro que corría Leonor.


—¡Mi hermana! —grité horrorizado, golpeando las paredes queriendo destrozarlas para salir en su ayuda.


La sangre que chorreaba por las heridas que me hice, en mi inútil intento de fuga, no me detenía de continuar intentando abrirme paso. Mi desesperación hizo que los enfermeros me suministraran un sedante más potente de lo habitual y durante mucho tiempo tuve que permanecer inmóvil, atado a la cama y envuelto en la camisa de fuerza. Durante algún tiempo hice vanos esfuerzos para liberarme. Llegó un oficial a decirme que me habían exonerado de los cargos, pues habían encontrado a los niños vagando en diferentes sitios de la carretera, pero el médico decidió que permanecería en observación por mis repentinos estados de histeria.


Ahora solo deseo volver a sumirme en el olvido. Acaba de ingresar un nuevo paciente: Roberto, mi cuñado. Chilla en la celda de al lado proclamando su inocencia, pero solo yo presto atención a sus gritos, que hablan de un ser con tentáculos llamado Cthulhu, al que acusa de haber asesinado a mi hermana.



Autora Sara Lena. 6/08/2021 ©

Diseño de imagen de Sara Lena


Revisado por el filólogo y maestro Javier Fontenla.


Escrito en homenaje al gran maestro del horror cósmico, basado en: Los mitos de Cthulhu. Participa en el concurso del tercer festival literario. #FestivalLitrarioLovecraft. Organizado por Avalon Rol y el blog El legado.


Aquí abajo aparecerán las ligas de más cuentos concursantes (en cuanto sean aprobados por el jurado interno).

Vota aquí

Todo este homenaje a Lovecraft estará disponible desde el evento en Facebook. Dale clic aquí.
Dale clic aquí para ver las bases del concurso.




Sara Lena Tenorio



Mi nombre es Sara Lena, nací un día de primavera en la ciudad de México, soy autora de dos libros que forman una saga que, aunque ya está planeada continúa en desarrollo. Esta saga fusiona mi mundo fantástico con el de mi coautor. el filólogo y maestro en lengua castellana Javier Fontenla: 

1) La estirpe maldita


2)        2) Un legado para Selene.

Fui seleccionada y nominada por la editorial Alebrijez a la mejor cuentista del 2020, gracias a mi cuento La condesa sangrienta que forma parte de la antología: “Vampiros”. Ahora estoy apoyando a nuevos autores con todas las herramientas necesarias para que se desarrollen en las letras, a través de talleres de escritura creativa y con la organización de antologías. Publico mi literatura en el blog El legado de Sara Lena y Fontenla: https://ellegadodesaralena.blogspot.com/  y en mi página de autora:  https://autorasaralena.blogspot.com/

Estudié Ingeniería bioquímica industrial, una Maestría en biotecnología e inglés. He tenido el honor de trabajar como: subdirectora de ecología para en municipio de Huichapan Hidalgo, evaluando y apoyando certificaciones de calidad empresarial, en laboratorios de análisis clínicos y actualmente me dedico a la docencia.



En este blog he publicado algunos textos, te invito a leerme. Solo dale clic a cada uno de los enlaces. Aquí te dejo la lista de algunas de mis publicaciones.

Cuentos
Cuentos en homenaje a autores clásicos
Relatos
Poemas

Participación en Antologías

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LA INDECISIÓN (FANTASÍA)





El frío de la madrugada sorprendió a Doña Elvira releyendo la carta del hombre al que amaba. Llevaba mucho tiempo sin tener noticias de su marido, pues él había acudido al llamado del Rey para defender sus tierras. Jamás habría podido negarse, pues, a pesar del dulce amor que le profesaba a su mujer, su noble linaje estaba ligado a la familia real desde tiempos inmemoriales. La había dejado sin saber que estaba embarazada. Aquella noticia lo habría vuelto loco de felicidad, máxime si se hubiera enterado de que el bebé era un varón. Las cartas dejaban una sensación incompleta, el pequeño ya tenía dos años y la guerra estaba ganada. Sus múltiples hazañas fueron consideradas heroicas e incluso decisivas para la victoria, gracias a lo cual tanto él como sus hombres habían obtenido el permiso real para regresar a su castillo. Solo faltaban unos días para que Antonio de Federighi, volviera a su hogar y su caballo se encaminaba hacia allí a paso ligero. 

Ella contemplaba la carta de Luis, el padre de su hijo, de quien se había despedido tiempo atrás. Se había esforzado para convertirse en la mujer abnegada que su situación social le exigía ser. Pero aquel fuerte amor, surgido en la infancia después de que él la hubiera salvado de morir ahogada, los había unido a ambos con una pasión más allá de lo imaginable. Los dos habían unido sus almas y sus cuerpos a escondidas, mientras proferían juramentos de amor eterno. A pesar del paso del tiempo y de que los dos habían contraído matrimonio con otras personas, su vieja promesa de amor seguía vigente. Ella se había  casado con Antonio, un hombre veinte años mayor que ella. La fortuna de aquel hombre salvaría de la ruina a su familia que llevaba años al borde de la quiebra. Doña Elvira se sacrificó por amor a sus padres, creyendo que con el tiempo olvidaría al hombre que se había ganado su corazón. Pero Luis, no estaba dispuesto a perderla y había enamorado  a la doncella de confianza de su amada, aquel matrimonio le había permitido permanecer al lado de su verdadero amor, en calidad de sirviente. Él descendía de un secreto linaje de hechiceros, que adoraban a Astaroth y atesoraban viejos grimorios prohibidos. Había estudiado en un sótano secreto antiguos conjuros, que lo habían ayudado a mantener oculta su relación con doña Elvira. Además, le había regalado a su amada uno de aquellos libros prohibidos, como símbolo del amor que le profesaba y sustituto del anillo de compromiso que no podía darle. El libro permanecía oculto en un hueco de la pared, pues hubiera podido acarrearle la muerte a su poseedor, por el grave delito de herejía, que en aquel tiempo, la santa inquisición perseguía con gran ferocidad. 

Doña Elvira no podía desprenderse de aquella carta comprometedora, que el mismo Luis le había entregado deslizándola bajo el quicio de la puerta. Habían procurado llevar su relación con gran sigilo y no habían levantado sospechas hasta entonces. Pero el hijo de Luis -y presunto heredero de la Casa Federighi- tenía un lunar en forma de cruz, idéntico al que se veía en la piel de su verdadero padre (al cual, por otra parte, se parecía mucho en sus facciones). Doña Elvira no se había preocupado por ello, pues ella era la única que se ocupaba de su pequeño además de la partera, quien era su cómplice y madre de Luis. Habían pensado que la guerra mantendría lejos a don Antonio durante mucho tiempo, permitiéndoles disfrutar de una felicidad indefinida. Pero él iba a volver pronto y no tardaría en advertir que aquel niño no era suyo. 

En aquella carta Luis, además de reiterarle su amor, le proponía un meticuloso plan para envenenar a su cónyuge. Pero ella aún no había decidido qué hacer con el vino emponzoñado. Consultaba su indecisión con su gata Diana, esperando que esta, de algún modo, la ayudara a salir del paso. 

Tras muchas noches de insomnio, Elvira recibió a su marido simulando el amor y la devoción que aquel encuentro requería. Luego le dio la dolorosa noticia de que su hijo había muerto dos días atrás y le mostró su pequeña tumba en el jardín del castillo. Antonio pidió que exhumaran su cuerpo para trasladarlo a la abadía, donde se hallaba la cripta familiar, pero ella dijo, entre llantos y lamentos, que no podía separarse de su hijo. 

Dos días después doña Elvira fue encontrada muerta en su alcoba. Su hermosa gata negra sostenía un alacrán muerto entre las fauces. Aquel extraño suceso ocurrió conforme lo había planeado doña Elvira. Nadie se dio cuenta del momento en el que ella misma se envenenó con el vino que Luis le había entregado, ese fue el último paso de su hechizo, para desprender su alma del cuerpo y poder migrar al interior de su amada gatita. En aquel tiempo los suicidas no tenían derecho a ser sepultados en tierra santa. Sin embargo, el cuerpo de la dama recibió la cristiana sepultura correspondiente a alguien de su linaje. Poco tiempo después, don Antonio mandó exhumar el cuerpo de su hijo, para que fuera enterrado al lado de su madre. Así fue como descubrió que en aquel pequeño ataúd solo había piedras. La esposa de Luis declaró haber visto a su marido huyendo del castillo, llevando en sus manos un pequeño bulto envuelto en telas. 

Doña Elvira había estudiado aquel texto prohibido y había aprendido a comunicarse telepáticamente con su gata. Luego había lanzado sobre el felino un conjuro que las mantendría unidas espiritualmente dentro del mismo cuerpo, para que su alma no se abismara en el Infierno por los pecados de adulterio, brujería y suicidio. 

Algunos días después el pequeño Luis Antonio encontró a una hermosa gatita y le puso por nombre Elvira. Luis, su padre, no se opuso, pues aquel hermoso animal lo ayudaba a evocar el recuerdo de su amada, a quien seguía aguardando en aquella lejana cabaña de madera. 

Arrepentida de la indecisión de no haberse fugado a tiempo con su amante, doña Elvira logró retrasar el castigo eterno que merecía, para dedicar el resto de su vida a proteger a sus seres amados de la ira de don Antonio de Federighi, quien había descubierto sus terribles pecados y había jurado venganza en contra de su hijo y de su verdadero padre, luego de exumar y mutilar el cuerpo de su difunta esposa, para arrojarlo como alimento a los cerdos.


Sara Lena

Escrito el 20 de febrero de 2021 

 Imagen de Pinterest

Inspirado en un reto del taller de escritura creativa, “Tertulias literarias”, que tengo el gusto de administrar en Whatsapp.


Erzebeth y Janós (Poesía oscura)

 



Texto de Sara Lena. Imagen de supercurioso.com


No es pasajero, recuerda,

sentirte  me hace feliz,

la pequeña enamorada,

se atrevía a decir.


Erzebeth de niña, soñaba,

en otro siglo,  otra vida,

Janós su beso negaba,

destino cruel se forjaba.


Si me esfuerzo  muero,

ya no lo puedo resistir,

voy resignado y sincero,

tu aliento quiero en mí.


Entra libre y sin culpa,

pues yo te ayudé a venir,

absurda fue tu trampa,

tu oscuridad no advertí.


Báthory, inmortal errante,

desgárrame sin desistir,

pero déjame tomarte,

o mejor déjame morir.


Profundo y sin recelo,

volemos juntos al reír,

de espaldas al cielo,

al infierno iré por ti.


Autora Sara Lena Jiménez

Todos los derechos reservados.

Enero del 2021©



(Poesía oscura, inspirada en la novela, El legado. Entre hilos de plata y sangre). Dale clic a las letras doradas para ver la reseña.

Libro El Legado. Entre hilos de plata y sangre

Primera edición En México en 2020. Publicado por la Editorial Alebrijez.©

Segunda edición en proceso con Editorial Nueva Luz 21.

Todos los derechos reservados bajo licencia de derechos de autor. ©






El legado. Entre hilos de plata y sangre (Sinopsis)

 


Novela de thriller, vampiros y realismo mágico.
Sinopsis

En un continuo misterio y máximo suspenso, la perversa Elizabeth llega al México contemporáneo, rastreando un cuadernillo que la lleva a una niña llamada Selene, que, sumida en sus dramas familiares y en los conflictos propios de la preadolescencia, ignora el peligro que la acecha. El mundo de los muertos se empalma con la realidad. La hechicería y el vampirismo hacen que algunos personajes desarrollen poderes sobrenaturales.


 En esta novela se genera un ambiente de realismo mágico (dramatizando la realidad histórica, con la fantasía que surge de creencias populares). Basada en investigaciones históricas y literarias. Integra elementos de varios mitos y leyendas, tanto europeas como mexicanas. Destaca la biografía de una mujer de la aristocracia, que vivió en el siglo XVII en Hungría, llamada Erzébeth Báthory, cuyo nombre se ha latinizado como Elizabeth. Ella pasó a la historia como la primera y mayor asesina serial de todos los tiempos. Sus terribles crímenes la llevaron a ganarse el apodo de "La Condesa sangrienta". Según las antiguas leyendas de aquella región, regresó a morar este mundo en su forma vampírica.


Escrito por Sara Lena Jiménez Tenorio


Primera edición En México en 2020. Publicado por la Editorial Alebrijez.©

Segunda edición en proceso con Editorial Nueva Luz 21 (en Colombia).

Todos los derechos reservados bajo licencia de derechos de autor. ©



De momento solo se encuentra disponible directamente con la autora. 


Entrevista de presentación del libro y página web de la autora (Denle clic a los enlaces de abajo).


Entrevista de presentación

Página web de la autora.




     (Portada en reedición con Editorial Nueva Luz 21, en Colombia).


También publiqué en la antología "Pesadillas bajo la tinta". Puedes descargarla completamente gratis siguiendo este enlace.  



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