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NOSTALGIA (H. P. LOVECRAFT)

 

Texto original: H. P. Lovecraft. Traducción: Javier Fontenla. Ilustración de Carlos Miranda.

Una vez al año, a través de los nostálgicos cielos otoñales, los pájaros sobrevuelan el inmenso océano cantando alegremente, rumbo a una tierra sepultada en sus recuerdos. Añoran magníficos jardines donde crecían flores de brillantes colores, bosques de deliciosos mangos y sagradas arboledas, cuyas ramas ensombrecían los caminos, tal como aún pueden ver en sus sueños. Ellos buscan la costa donde se alzaba una ciudad de blancas torres, pero solo encuentran mares vacíos y dan la vuelta una vez más. Las viejas torres yacen sumergidas en las profundidades, rodeadas por extraños pólipos y añorando las perdidas canciones.

Texto original:

Once every year, in autumn's wistful glow,
The birds fly out over an ocean waste,
Calling and chattering in a joyous haste
To reach some land their inner memories know.
Great terraced gardens where bright blossoms blow,
And lines of mangoes luscious to the taste,
And temple-groves with branches interlaced
Over cool paths - all these their vague dreams shew.

They search the sea for marks of their old shore -
For the tall city, white and turreted -
But only empty waters stretch ahead,
So that at last they turn away once more.
Yet sunken deep where alien polyps throng,
The old towers miss their lost, remembered song.



DE PROFUNDIS CLAMAVI (CHARLES BAUDELAIRE)

Texto de Charles Baudelaire, adaptado por Francisco Javier Fontenla. Imagen: Pixabay.

Te imploro piedad, mi única amada, desde las profundidades del oscuro abismo donde yace mi corazón. Es un universo de horizontes grises, donde el terror y la desesperación acechan en la noche. Un sol sin brillo vaga por el cielo durante seis meses y el resto del año las tinieblas cubren la tierra. Es un país más desolado que las tierras árticas, sin animales ni ríos, sin hierba ni bosques. No hay en el mundo horror semejante al que inspiran este frío sol y esta inmensa noche, semejante al Caos antiguo. Envidio la suerte de las sabandijas más viles, que pueden sumirse en un letargo sin pensamientos, mientras se devana lentamente la madeja del tiempo.

TEXTO ORIGINAL:

J’implore ta pitié, Toi, l’unique que j’aime,
Du fond du gouffre obscur où mon cœur est tombé.
C’est un univers morne à l’horizon plombé,
Où nagent dans la nuit l’horreur et le blasphème ;

Un soleil sans chaleur plane au-dessus six mois,
Et les six autres mois la nuit couvre la terre ;
C’est un pays plus nu que la terre polaire ;
— Ni bêtes, ni ruisseaux, ni verdure, ni bois !

Or il n’est pas d’horreur au monde qui surpasse
La froide cruauté de ce soleil de glace
Et cette immense nuit semblable au vieux Chaos ;

Je jalouse le sort des plus vils animaux
Qui peuvent se plonger dans un sommeil stupide,
Tant l’écheveau du temps lentement se dévide .

LA COLINA DE ZAMAN (LOVECRAFT)

Texto: H. P. Lovecraft. Traducción: Fontenla. Imagen: Pixabay-Kellepics.

La enorme colina se hallaba tan cerca de la vieja aldea que sus precipicios empezaban donde terminaba la calle principal. Verde, elevada y cubierta de bosque, su mirada tenebrosa se cernía sobre el campanario que se alzaba junto a la curva de la carretera. Durante dos siglos habían circulado rumores sobre lo que sucedía en aquella prominencia embrujada. Se hablaba de ciervos y pájaros extrañamente mutilados, de niños desaparecidos cuyas familias habían perdido para siempre. Un día el cartero no encontró la aldea donde solía estar, ni sus edificios ni sus habitantes volverían a ser vistos nunca más. Hubo vecinos de Aylesbury que se acercaron para satisfacer su curiosidad, pero todos llamaron loco al cartero, quien aseguraba haber visto en la gran colina ojos famélicos y fauces abiertas.


Convocatoria para poetas oscuros



Convocatoria

Dirigido al público en general, con gusto por la literatura oscura, sin restricciones de nacionalidad. Con las siguientes bases.


1) Duración: No más de 10 minutos, de preferencia.

2) Puede ser vídeo o solo audio y nosotros editamos el vídeo.

3) Enviar al correo: ellegadodesalena@gmail.com

4) Puede ser literatura oscura, clásica (que el autor haya muerto hace un siglo o más), o de la autoría del lector. Tema libre, pero guardando el debido respeto: 

Sin groserías, sin sexo explícito, que no incite el odio o segregación de ningún tipo, sin promover o incitar a ningún acto delictivo.

5) Fecha límite de recepción: 10 de abril del 2024.

6) Especificar el nombre del autor, o pseudónimo artístico. 

7) Prohibido infringir derechos de autor, plagios y textos creados por inteligencia artificial.


Si tu poema es aceptado por el comité interno, te notificaremos por el grupo de WhatsApp o bien por correo y te enviaremos la invitación para formar parte de nuestro grupo privado El legado.

VAMPIRO (DELMIRA AGUSTINI)

En el regazo de la tarde triste
Yo invoqué tu dolor... Sentirlo era
Sentirte el corazón! Palideciste
Hasta la voz, tus párpados de cera,

Bajaron...y callaste... Pareciste
Oír pasar la Muerte... Yo que abriera
Tu herida mordí en ella -¿me sentiste?-
Como en el oro de un panal mordiera!

Y exprimí más, traidora, dulcemente
Tu corazón herido mortalmente,
Por la cruel daga rara y exquisita
De un mal sin nombre, hasta sangrarlo en llanto!
Y las mil bocas de mi sed maldita
Tendí a esa fuente abierta en tu quebranto.

¿Por qué fui tu vampiro de amargura?
¿Soy flor o estirpe de una especie oscura
Que come llagas y que bebe el llanto?

Fuente de imagen: Pixabay.

EL REY DE LOS ELFOS (GOETHE)

Adaptación de Francisco Javier Fontenla, a partir de la versión francesa de Gerard de Nerval. Imagen: Pixabay.

¿Quién cabalga tan tarde entre la noche y el viento? Son un hombre y su hijo, que busca protección y calor entre los brazos de su padre.

-Hijo mío, ¿por qué ocultas tu rostro con miedo?

-Papá, ¿es que tú no ves al rey de los elfos, con su corona y su manto?

-Hijo mío, eso no es más que un jirón de niebla.

-Ven conmigo, querido niño. Jugaremos juntos a bonitos juegos. Hay hermosas flores en la orilla del río y mi madre tiene muchos vestidos teñidos de oro.

-Papá, ¿tú no oyes lo que me está diciendo el rey de los elfos?

-Tranquilo, hijo mío. Es solo un soplo de viento que pasa murmurando entre las hojas secas.

-Ven conmigo, hermoso niño. Mis hijas te esperan ahí: ellas que danzan en la noche y que ahora esperan la ocasión de jugar contigo.

-Papá, ¿no ves a las hijas del rey de los elfos escondidas entre las sombras?

-Hijo mío, yo solo veo unos arbustos encanecidos por la nieve.

-Yo te amo, pequeño. Tu belleza me ha seducido. Si no vienes conmigo por las buenas, vendrás por las malas.

-¡Papá, papá! ¡El rey de los elfos me ha agarrado y me está haciendo daño!

El padre se asusta y apura a su caballo, mientras agarra con fuerza a su hijo, que no para de gemir. Cuando llegó a su hogar, el niño había muerto entre sus brazos.


NYARLATHOTEP (LOVECRAFT)

 


Autor: H. P. Lovecraft. Adaptación en prosa: Javier Fontenla. Imagen: Pixabay.

Y al final vino del profundo Egipto el extraño desconocido ante el cual los campesinos inclinaban la cerviz, silencioso y enjuto, misterioso y altivo, vestido con ropajes que reflejaban las llamas del sol poniente. La plebe se congregaba a su alrededor, ansiosa de escuchar sus palabras, pero luego nadie podía repetir lo que había oído. Mientras tanto, discurrió entre las naciones el rumor de que las bestias salvajes lo seguían para lamer sus manos. Pronto tuvo lugar en el mar un evento funesto, cuando tierras olvidadas emergieron mostrando sus cúpulas de oro. El mundo se estremeció y llamas atroces incendiaron las temblorosas ciudades de los hombres. Entonces el caos sin mente aplastó el polvo de la tierra, destruyendo lo que había creado como juego.


EL PALACIO ENCANTADO (EDGAR ALLAN POE)

Autor: Edgar Allan Poe. Adaptación: Francisco Javier Fontenla. Fuente de imagen: Pixabay.

Una vez, en el más verde de nuestros valles, se alzaba un hermoso palacio custodiado por ángeles benévolos, un luminoso palacio dominado por el Rey Pensamiento. Nunca los serafines habían desplegado sus alas sobre un edificio la mitad de bello. Había estandartes áureos, gloriosos y dorados, que flotaban y ondeaban sobre sus tejados (esto sucedió hace mucho tiempo) y los dulces soplos de la brisa besaban sus pálidas paredes, expandiendo alígeras fragancias. Los peregrinos que atravesaban aquel valle feliz veían, a través de las luminosas ventanas, espíritus que se movían melodiosamente al ritmo de un laúd bien templado, danzando alrededor del trono donde se sentaba el rey, envuelto en su propia gloria. La puerta del palacio era hermosa y a través de ella entraban, ondeando y brillando, oleadas de Ecos, cuya única misión era cantar, con voces de extraordinaria belleza, el talento y la sabiduría de su rey. Pero seres malignos, envueltos en ropajes fúnebres, asaltaron el reino del monarca (¡lamentémonos, pues jamás la aurora volverá a brillar sobre su desolación!) y la gloria que floreció en su palacio es solo una historia olvidada de los tiempos pasados. Ahora quienes viajan por el valle ven, a través de las ventanas enrojecidas, vastas formas que se mueven extrañamente al son de una música discordante, mientras una horrible hueste se precipita a través de la pálida puerta, como un río enloquecido, y ríe… mas ya no sonríe.

Texto original (incluido en el relato La caída de la Casa Usher):

THE HAUNTED PALACE.


In the greenest of our valleys
By good angels tenanted,
Once a fair and stately palace—
Radiant palace—reared its head.
In the monarch Thought's dominion—
It stood there!
Never seraph spread a pinion
Over fabric half so fair!

Banners yellow, glorious, golden,
On its roof did float and flow,
(This—all this—was in the olden
Time long ago,)
And every gentle air that dallied,
In that sweet day,
Along the ramparts plumed and pallid,
A wingéd odour went away.

Wanderers in that happy valley,
Through two luminous windows, saw
Spirits moving musically,
To a lute's well-tunéd law,
Round about a throne where, sitting
(Porphyrogene!)
In state his glory well befitting,
The ruler of the realm was seen.

And all with pearl and ruby glowing

Was the fair palace door,
Through which came flowing, flowing, flowing,
And sparkling evermore,
A troop of Echoes, whose sweet duty
Was but to sing,
In voices of surpassing beauty,
The wit and wisdom of their king.

But evil things, in robes of sorrow,
Assailed the monarch's high estate.
(Ah, let us mourn!—for never morrow
Shall dawn upon him desolate!)
And round about his home the glory
That blushed and bloomed,
Is but a dim-remembered story
Of the old time entombed.

And travellers, now, within that valley,
Through the red-litten windows see
Vast forms, that move fantastically
To a discordant melody,
While, like a ghastly rapid river,
Through the pale door
A hideous throng rush out forever
And laugh—but smile no more.

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Homenajes a Edgar Allan Poe

LA CANCIÓN DE LOS MURCIÉLAGOS (ROBERT E. HOWARD)

Texto: Robert Ervin Howard (1906-1936). Traducción: Javier Fontenla. Imagen: Pixabay.

Cuando la oscuridad se cierne sobre los montes y las estrellas emiten un resplandor espectral, los murciélagos vienen volando desde el valle y desde el río. Dan vueltas y más vueltas mientras entonan una canción infernal: “Una vez fuimos reyes, gobernábamos un mundo embrujado y todo nos pertenecía. La diadema del poder coronaba nuestras cabezas, pero entonces el rey Salomón nos convirtió en bestias y destruyó nuestra gloria.” Siguieron dando vueltas en torno al sol poniente, hasta que su vuelo fantasmal se desvaneció en la noche. ¿Qué fue su canción sino el murmullo de unas alas moviéndose bajo las estrellas? ¿O acaso fue el lamento de una horda de fantasmas, que aún hablan en susurros de su olvidada grandeza?


EL REY DE LOS ELFOS (GOETHE)

Adaptación de Francisco Javier Fontenla, a partir de la versión francesa de Gerard de Nerval. Imagen: "Lagina en dimensiones ocultas" de C. M. Edits.

¿Quién cabalga tan tarde entre la noche y el viento? Son un hombre y su hijo, que busca protección y calor entre los brazos de su padre.

Hijo mío, ¿por qué ocultas tu rostro con miedo?

Papá, ¿es que tú no ves al rey de los elfos, con su corona y su manto?

Hijo mío, eso no es más que un jirón de niebla.

Ven conmigo, querido niño. Jugaremos juntos a bonitos juegos. Hay hermosas flores en la orilla del río y mi madre tiene muchos vestidos teñidos de oro.

Papá, ¿tú no oyes lo que me está diciendo el rey de los elfos?

Tranquilo, hijo mío. Es solo un soplo de viento que pasa murmurando entre las hojas secas.

Ven conmigo, hermoso niño. Mis hijas te esperan ahí: ellas que danzan en la noche y que ahora esperan la ocasión de jugar contigo.

Papá, ¿no ves a las hijas del rey de los elfos escondidas entre las sombras?

Hijo mío, yo solo veo unos arbustos encanecidos por la nieve.

Yo te amo, pequeño. Tu belleza me ha seducido. Si no vienes conmigo por las buenas, vendrás por las malas.

¡Papá, papá! ¡El rey de los elfos me ha agarrado y me está haciendo daño!

El padre se asusta y apura a su caballo, mientras agarra con fuerza a su hijo, que no para de gemir. Cuando llegó a su hogar, el niño había muerto entre sus brazos.


BRUMAS Y LLUVIAS (CHARLES BAUDELAIRE)


Adaptación: Javier Fontenla. Imagen: Carlos Miranda.

Otoños, inviernos y primaveras cubiertas de fango, soporíferas estaciones, tenéis mi amor y mi gratitud, por envolver mi corazón y mi alma en un sudario de niebla y en un vago ataúd. En esta inmensa llanura, donde soplan los vientos más fríos y las largas noches oprimen las veletas de los tejados, mi alma vuela mejor que nunca con sus dos alas de cuervo. Para un frío corazón lleno de delirios fúnebres, y sobre el cual desde hace largo tiempo se amontonan los hielos, nada es tan dulce como estas pálidas tinieblas de las estaciones frías que reinan en nuestros climas (excepto aletargar el dolor en la compañía de un lecho casual, durante una noche sin luna).




LA VIDA ANTERIOR (CHARLES BAUDELAIRE)

Adaptación: Javier Fontenla. Imagen: Carlos Miranda.

Hace mucho tiempo yo vivía bajo vastos pórticos que los soles marinos teñían con mil llamas y cuyos pilares, enhiestos y majestuosos, hacían parecer basálticas cavernas cuando caía la noche. Las olas, que hacían oscilar los reflejos del firmamento, mezclaban de forma solemne y mística los acordes de su rica música con los colores del crepúsculo reflejados en mis ojos. Fue allí donde viví entre voluptuosas calmas, rodeado por el azul, por las olas, por los esplendores y por esclavos desnudos, impregnados de aromas, que refrescaban mi frente con sus palmas, y cuyo único afán era profundizar el doloroso secreto que me hacía languidecer.

Texto original:

J’ai longtemps habité sous de vastes portiques
Que les soleils marins teignaient de mille feux,
Et que leurs grands piliers, droits et majestueux,
Rendaient pareils, le soir, aux grottes basaltiques.

Les houles, en roulant les images des cieux,
Mêlaient d’une façon solennelle et mystique
Les tout-puissants accords de leur riche musique
Aux couleurs du couchant reflété par mes yeux.


C’est là que j’ai vécu dans les voluptés calmes,
Au milieu de l’azur, des vagues, des splendeurs
Et des esclaves nus, tout imprégnés d’odeurs,

Qui me rafraîchissaient le front avec des palmes,
Et dont l’unique soin était d’approfondir
Le secret douloureux qui me faisait languir.


UN POEMA DE BÉCQUER

Poema: Gustavo Adolfo Bécquer, poeta romántico español nacido el 17 de febrero de 1836. Imagen: Carlos Miranda. Presentación: Javier Fontenla.

El fin de la semana del amor coincide con el aniversario del nacimiento de Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, el principal poeta romántico español. Aunque su vida fue breve y su obra poética escasa, Bécquer inauguró la lírica española moderna tratando temas relacionados con su propia experiencia vital, entre los cuales destacan los siguientes: la esencia de la poesía (la cual, antes de ser traducida al lenguaje humano, es una fuerza enigmática que reside en la belleza y en el misterio de las cosas), la pasión amorosa ("Hoy la tierra y los cielos me sonríen, / hoy llega al fondo de mi alma el sol, / hoy la he visto, la he visto y me ha mirado... / ¡hoy creo en Dios!"), el fracaso amoroso ("Pero mudo y absorto y de rodillas, / como se adora a Dios ante su altar, / como yo te he querido...; desengáñate, / así... ¡no te querrán!": o sea, "cambiaste un Rolex por un Casio" en versión siglo XIX), la tristeza ("En donde esté una piedra solitaria / sin inscripción alguna, / donde habite el olvido, / allí estará mi tumba.") y el extraño mundo de los sueños ("Yo no sé si este mundo de visiones / vive fuera o va dentro de nosotros, / pero sé que conozco a muchas gentes / a quienes no conozco").


No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;

mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;

mientras la humanidad, siempre avanzando
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras sintamos que se alegra el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;

mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;

mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!

EL LAGO DE LA PESADILLA (H. P. LOVECRAFT)

 

Adaptación: Javier Fontenla. Imagen: Carlos Miranda.

Hay un lago en el remoto Zan, allende las tierras de los hombres, donde se consume en horrible soledad un espíritu anciano y desolado, un espíritu viejo e impío, cargado con el peso de una pavorosa melancolía, mientras respira los vapores pestilentes que emanan de las aguas densas y estancadas. Sobre las orillas arcillosas se deslizan criaturas decadentes y repulsivas, bajo el vuelo de extrañas aves que nunca han sido vistas por ojos mortales. Durante el día brilla un sol crepuscular sobre aguas cristalinas que nadie ha contemplado, pero por la noche los lívidos rayos lunares se sumergen en los abismos que bostezan en su sima. Solo las pesadillas han revelado qué escenas iluminan esos rayos; qué escenas, demasiado viejas para los ojos humanos, yacen sumergidas en una noche eterna, pues allí solo reposan las sombras de una raza silenciosa. Una medianoche, emponzoñada por hedores malsanos, vi en mis sueños aquel lago, mientras en el cielo púrpura brillaba una luna gibosa. Pude ver sus orillas pantanosas y las criaturas venenosas que se ocultan en ellas: lagartos y serpientes retorciéndose agonizantes, cadáveres putrefactos de cuervos y murciélagos, así como necrófagos que se alimentaban de sus despojos. Y mientras la siniestra luna relucía en las alturas, ahuyentando del cielo a las estrellas, vi iluminarse las espesas aguas del lago y emerger las cosas que custodia el abismo. En las profundidades se veían las torres de una ciudad olvidada, con sus oscuras cúpulas y sus paredes cubiertas de musgo, torres tapizadas de algas y salones vacíos, templos abandonados y bóvedas terroríficas, así como calles de oro sin brillo, de las cuales vi cómo surgía una horda de sombras informes, una espantosa horda que parecía agitarse en una danza siniestra, alrededor de sepulcros que yacían a la vera de caminos nunca hollados. Un remolino se alzó de aquellas tumbas y rompió la espesa quietud de las aguas, mientras las letales sombras de la superficie aullaban bajo la sardónica faz de la luna. Entonces el lago se hundió en su propio lecho, absorbido por las simas de la muerte, mientras de la tierra limosa recién emergida se elevaban vapores hediondos de malsano origen. Sobre la ciudad se movían las monstruosas sombras danzantes, cuando, de repente, se abrieron ruidosamente las lápidas de los sepulcros. Ningún oído podría escuchar ni ninguna lengua contar qué horror enloquecedor sobrevino a continuación. Veo ese lago, esa luna sinuosa, esa ciudad y las criaturas que la habitan. Cuando estoy despierto, rezo para que esa orilla no vuelva a sumergirse nunca más en el lago de las pesadillas.




EL LAGO (EDGAR ALLAN POE)

Texto: Edgar Allan Poe, adaptado por Javier Fontenla. 

Imagen: Carlos Miranda.

Durante los años primaverales de mi juventud, no había en todo el ancho mundo lugar que pudiera disputarle mi amor a la adorable soledad de un lago salvaje, rodeado por oscuras rocas y altos pinos que se cernían sobre sus orillas.

Pero, cuando la noche tendía su velo por doquier y el viento murmuraba sus místicas canciones, entonces se despertaba en mí el temor hacia aquel lago solitario.

Sin embargo, aquel temor no era miedo, sino un escalofrío placentero, una sensación que no podría expresar o definir a cambio de ningún tesoro ni de ningún amor, aunque ese amor fuese el tuyo.

La muerte residía en sus letales ondas y sus remolinos custodiaban una tumba para aquel que buscara un remedio a sus tristes pensamientos, para aquel cuya alma solitaria pudiera hallar un Edén en aquel lago tenebroso.

(Nota del traductor: Se dice que este poema de Poe fue inspirado por el lago Drummond, situado en el estado de Virginia. Según una leyenda local, dicho lago está embrujado por los espíritus de dos jóvenes indios: una muchacha que murió el día de su boda y su novio, que se arrojó al agua tras ver al espíritu de su amada remando sobre su superficie.)


EL LIBRO / LA PERSECUCIÓN (H. P. LOVECRAFT)

 


Autor: H. P. Lovecraft (1890-1937). Adaptación: Francisco Javier Fontenla. Imagen: Carlos Miranda.

El lugar era oscuro y polvoriento, un rincón perdido en un dédalo de viejas callejas portuarias, perdidas entre extraños aromas procedentes de ultramar y brumas esparcidas por el viento de poniente. Unos ventanucos romboidales, opacados por el humo y la escarcha, apenas dejaban entrever los libros amontonados desde el suelo hasta el techo, vestigios de una vieja sabiduría que agonizaba a precio de saldo, como las hojas de un árbol marchito. Entré, como impulsado por un sortilegio, arrebaté a las telarañas el volumen más cercano y lo hojeé al azar, estremeciéndome al leer aquellas misteriosas palabras que parecían reservar algún ominoso arcano para quien tuviera la audacia de descubrirlo. Después, mientras buscaba algún viejo y taimado vendedor, solo encontré el eco de una carcajada.

...

Salí con el libro debajo de mi abrigo y caminé con pasos apresurados por las viejas calles portuarias, sin dejar de volver la cabeza para mirar atrás, impulsado por la desconfianza. Me sentí espiado por las furtivas y sombrías ventanas de los edificios que me rodeaban, pensé en los secretos que podían ocultar y añoré una clara visión del cielo azul. Nadie me había visto robar el libro, pero en mi perturbado cerebro seguían resonando los ecos de una risa diabólica. Eso me hizo pensar en tenebrosos mundos de pura maldad, que se ocultaban entre las páginas del volumen cuya posesión había codiciado. El camino se volvió extraño, las paredes adoptaron un aspecto enloquecedor... y oí cómo me seguían los pasos de un ser invisible.


Textos originales (fuente: wikisource).

I. The Book

The place was dark and dusty and half-lost
In tangles of old alleys near the quays,
Reeking of strange things brought in from the seas,
And with queer curls of fog that west winds tossed.
Small lozenge panes, obscured by smoke and frost,
Just shewed the books, in piles like twisted trees,
Rotting from floor to roof - congeries
Of crumbling elder lore at little cost.

I entered, charmed, and from a cobwebbed heap
Took up the nearest tome and thumbed it through,
Trembling at curious words that seemed to keep
Some secret, monstrous if one only knew.
Then, looking for some seller old in craft,
I could find nothing but a voice that laughed.

II. Pursuit

I held the book beneath my coat, at pains
To hide the thing from sight in such a place;
Hurrying through the ancient harbor lanes
With often-turning head and nervous pace.
Dull, furtive windows in old tottering brick
Peered at me oddly as I hastened by,
And thinking what they sheltered, I grew sick
For a redeeming glimpse of clean blue sky.

No one had seen me take the thing - but still
A blank laugh echoed in my whirling head,
And I could guess what nighted worlds of ill
Lurked in that volume I had coveted.
The way grew strange - the walls alike and madding -
And far behind me, unseen feet were padding.

LA ALQUIMIA DEL DOLOR (BAUDELAIRE)

 



Adaptación: Francisco Javier Fontenla. Imagen: Carlos Miranda.

Hay quienes hablan al mundo con amor y quienes le hablan con dolor. Hay quienes ven mañanas cristalinas y hay quienes escuchan los susurros del gusano. Misterioso Hermes, que guías mis esfuerzos, gracias a ti soy el más triste de los alquimistas, el reflejo de Midas. Convierto el hermoso oro en hierro oxidado, para mí el paraíso es un infierno. Veo cadáveres amados entre las nubes e imagino torres de ataúdes en las riberas del cielo.

Texto original:

L’un t’éclaire avec son ardeur,
L’autre en toi met son deuil, Nature!
Ce qui dit à l’un : Sépulture!
Dit à l’autre: Vie et splendeur!

Hermès inconnu qui m’assistes
Et qui toujours m’intimidas,
Tu me rends l’égal de Midas,
Le plus triste des alchimistes;

Par toi je change l’or en fer
Et le paradis en enfer;
Dans le suaire des nuages

Je découvre un cadavre cher,
Et sur les célestes rivages
Je bâtis de grands sarcophages.

POEMA VAMPÍRICO DE ROSALÍA DE CASTRO

Rosalía de Castro (1837-1885), poetisa española en lengua castellana y gallega, menciona a los vampiros en uno de sus últimos poemas. Posiblemente sea uno de los primeros textos en lengua española donde se incluye una referencia, aunque sea anecdótica, a los amos de la noche, que en estos versos simbolizan los poderes opresores de la sociedad. 

Imagen: Javier Fontenla.

Cayendo van los bravos combatientes
y más se aclaran cada vez las filas.
No lloréis, sin embargo;
en el vacío que los muertos dejan
otros vendrán a proseguir la liza*.

¡Vendrán!...; mas presto** del vampiro odioso
destruid las guaridas,
si no queréis que los guerreros vuelvan
tristes y obscuros a morir sin gloria
antes de ver la patria redimida.

*Liza: batalla.

**Presto: pronto, rápidamente.

LOS VAMPIROS (MARÍA EUGENIA VAZ FERREIRA)


Al igual que Delmira Agustini, María Eugenia Vaz Ferreira (1875-1924) fue una importante poetisa uruguaya de la época postmodernista, en cuyos versos también aparece el tema vampírico. Imagen: Pixabay.

Dos nidos con mis cabellos
tejí en mis sienes y en ellos
se vino a posar un día
de tu boca el ave roja,
pérfida madre alegría
de mi incurable congoja,

Y en vano olvidar quisiera
lo que fue mi vida entera...
que tus besos maldecidos
como vampiros sedientos,
a mis sienes suspendidos
me chupan los pensamientos.

EL VAMPIRO (DELMIRA AGUSTINI)

Un poema vampírico de la gran escritora uruguaya Delmira Agustini (1886-1914). Imagen: Pixabay,

En el regazo de la tarde triste
yo invoqué tu dolor… Sentirlo era
¡Sentirte el corazón! Palideciste
hasta la voz, tus párpados de cera.

Bajaron… y callaste… Pareciste
oír pasar la muerte… Yo que abriera
tu herida mordí en ella -¿Me sentiste?-
¡Como en el oro de un panal mordiera!

Y exprimí más, traidora, dulcemente
tu corazón herido mortalmente;
por la cruel daga rara y exquisita
de un mal sin nombre, ¡Hasta sangrarlo en llanto!
y las mil bocas de mi sed maldita
tendí a esa fuente abierta en tu quebranto

¿Por qué fui tu vampiro de amargura?
¿Soy flor o estirpe de una especie oscura
que come llagas y que bebe el llanto?

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