LA LITERATURA FANTÁSTICA

 




En principio, podemos incluir dentro del género fantástico todas aquellas historias donde sucede algo que nos parece incompatible con el mundo real, tal como lo conocemos actualmente. Dicho de otro modo, serían fantásticas las historias en las cuales tiene lugar algún acontecimiento que, teóricamente, no podría suceder en el mundo donde vivimos. Por otra parte, esa afirmación debe ser matizada. Todos conocemos las novelas de Julio Verne, consideradas fantásticas hasta que un buen día sus profecías tecnológicas empezaron a hacerse realidad. Alguien podría decir: “pero es que las novelas de Verne no pertenecen a la fantasía, sino a la ciencia-ficción”. Sin embargo, “ciencia-ficción” es un término relativamente moderno, introducido por el escritor y editor luxemburgués Hugo Gernsback a principios del siglo XX, cuando Verne y otros autores, como Poe y Wells, ya llevaban bastante tiempo escribiendo novelas “fantásticas” por el estilo. ¿Y dónde situamos esas historias ambiguas, en las cuales no nos queda claro si sucede algo imposible? Dentro de la literatura del siglo XIX abundan los relatos donde la presencia de lo sobrenatural queda sometida al criterio del lector. ¿Quién era realmente el siniestro Coppelius de Hoffmann, Satanás en persona o un simple científico malvado? ¿Qué llevó al gato negro de Poe a denunciar el crimen del protagonista? ¿Fue una premeditada venganza de ultratumba o el simple maullido de un animalito atrapado? ¿Qué era el Horla de Maupassant, el primer invasor extraterrestre de la literatura o la creación de una mente enferma? ¿La institutriz de “La vuelta del tornillo” (traducción literal del título de esa novela de Henry James que en español suele publicarse como “Otra vuelta de tuerca”) realmente veía fantasmas o no era más que una pobre loca, a la cual le faltaba precisamente un tornillo en la cabeza? Todorov decía que era precisamente esa vacilación entre lo natural y lo sobrenatural la esencia más característica de la literatura fantástica. Pero, si aplicamos estrictamente ese criterio, la mayoría de los clásicos que solemos situar dentro del género fantástico quedarían fuera del mismo. Por tanto, quizás sería más adecuado considerar “fantástica” cualquier historia donde aparezca lo sobrenatural, aunque solo sea como posibilidad, siempre y cuando el hipotético elemento espectral se mantenga hasta el desenlace. Así pues, solo quedarían fuera del género aquellas historias donde el elemento fantasmagórico recibe finalmente una explicación “natural” o “racional” (como sucede, por ejemplo, en ciertos relatos de Sherlock Holmes).

Texto de Javier Fontenla. Ilustración de Aubrey Bearsley para el cuento de Poe "The black cat".

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8 comentarios:

Sara Lena dijo...

Maravillosa información Sr. Fontenla.

Javier Fontenla dijo...

Thanks!☺️👍

CHARLY LARROA dijo...

Me gustó. Muy interesante la información. Gracias amiga.

Unknown dijo...

Muy interesante
Gracias por la informacion

Unknown dijo...

Gracias por la información. Interesante

Sara Lena dijo...

De nada, es un placer que haya sido de tu agrado y gracias por expresarlo.

Sara Lena dijo...

Que bueno que te gustó.

Sara Lena dijo...

Me da gusto que sea de tu agrado.

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