Texto: Francisco Javier Fontenla García. Imagen: Pexels.
A mediados del siglo XIX el
capitán Reynolds abandonó el ejército para establecerse como granjero en cierto
lugar de Nueva Inglaterra. Cierto día pasó por allí un niño vagabundo en busca
de trabajo y Reynolds, compadecido, le permitió quedarse en sus tierras todo el
tiempo que quisiera. El recién llegado dijo llamarse Daniel y ser huérfano.
Pese a su aspecto macilento y andrajoso, hablaba con bastante educación y sabía
leer perfectamente. Mientras le enseñaba la hacienda, Reynolds le señaló un
cuervo posado sobre el tejado del granero.
-Nunca se te ocurra espantar a ese cuervo, porque nos alerta con sus graznidos
cuando se acercan los lobos.
Daniel estaba contento en la granja del capitán Reynolds, quien lo trataba con
bastante afecto. El muchacho, víctima de la pubertad, acabó enamorándose de
Anna, la hermosa hija de su patrón, aunque optó por mantener en secreto sus
sentimientos hacia ella. En cierta ocasión la salvó de unos lobos, a los que
ahuyentó con un simple garrote. Para premiar su valentía, Reynolds le regaló un
libro de Poe y le dijo:
-¿Sabes que yo conocí personalmente a Poe? Coincidimos en West Point y fuimos
amigos hasta que lo expulsaron por sus calaveradas. ¡Era una buena pieza el
pobre Eddy! Una vez lo acusaron de haber cometido un asesinato, pero yo
demostré que el verdadero culpable había sido un cadete llamado Marlowe.
Daniel empezó a leer el libro aquella misma tarde. La lectura lo mantuvo despierto
hasta la medianoche. Entonces oyó graznar al cuervo y se dijo:
-Debe de haber un lobo ahí fuera, pero no me atrevo a despertar a los demás,
porque se enfadarían conmigo si fuera una falsa alarma. Iré a echar un vistazo
yo solo.
Se vistió rápidamente y salió sin hacer ruido, armado con un rifle. Entonces
dos hombres que estaban escondidos entre los arbustos se arrojaron sobre él, le
arrebataron el rifle y le taparon la boca antes de que pudiera gritar. Uno de
ellos hizo ademán de degollarlo con un cuchillo, pero el otro le dijo:
-¡Aún no! Quizás necesitemos un rehén si las cosas se tuercen.
Así pues, en vez de matar a Daniel le pusieron una buena mordaza y lo ataron a
un árbol del bosque. Luego aquellos hombres se acercaron a la granja. Uno de
ellos encendió una lámpara de aceite y le dijo a su compañero:
-Vamos a quemar esa granja. Así Reynolds aprenderá que no se puede escapar de
Jack Marlowe.
-¿Y no traemos al chico para que arda con los Reynolds?
-No hace falta. Los lobos del bosque se ocuparán de él.
Mientras tanto, Daniel luchaba en vano para liberarse de sus ataduras. Entonces
se posó a su lado el cuervo y empezó a hablar con él, para indecible sorpresa
del muchacho. Daniel sabía que algunos cuervos pueden imitar mecánicamente la
voz humana, pero aquel estaba hablando como una persona racional. Le dijo:
-Pensé que Jack Marlowe había huido a México, pero al parecer su sed de
venganza es mayor que su prudencia.
-¡Mmm!
-Interpreto que me estás pidiendo explicaciones. Debes saber que tienes ante ti
al espíritu de Edgar Allan Poe. Me aburría en el Más Allá y decidí volver bajo
la forma de un cuervo, para velar por mi viejo amigo Reynolds, que me ayudó
mucho en mi vida anterior. Siento no haberte avisado antes, pero pensé que
sería inútil, porque la mayoría de la gente no puede oírme. Además, sé por
experiencia que, cuando eres un cuervo, no conviene acercarse a un niño
campesino armado con un rifle.
Dicho esto, el cuervo usó su pico para desatar a Daniel y este corrió hacia la
granja para salvar a los Reynolds, que dormían tranquilamente sin sospechar el
peligro que los amenazaba. Uno de los bandidos vigilaba el exterior y, cuando
vio que el muchacho estaba suelto, intentó matarlo con un revólver, pero el
cuervo se puso delante de su rostro, tapándole los ojos y obstaculizando su
puntería. Daniel aprovechó aquella oportunidad para recuperar su rifle y
disparar, primero sobre aquel bandido y luego sobre Marlowe. Tras acabar con
ellos, tiró el rifle y se encaminó hacia el bosque. Le dolía mucho tener que
alejarse de los Reynolds y especialmente de Anna, pero no podía quedarse allí
sin riesgo de tener problemas con la justicia. Acababa de matar a dos hombres y
le sería difícil probar que lo había hecho para defenderse. El cuervo volvió al
tejado del granero y vio cómo Daniel desaparecía en la noche.
4 comentarios:
Atrapante, como siempre. Hermoso.
Ciertamente. Los escritos del maestro Fontenla siempre son de excelencia. Gracias por leer y apreciar este blog.
Una vez más, este texto me atrapa de principio a fin, sin querer despegarme ni un segundo. Me ha gustado mucho cómo le cuenta Daniel su historia y el cómo conoció a Poe. También me gustó la forma en la cual relata cómo el cuervo decide hablarle al chico y contarle quién era realmente y por qué estaba allí. Cómo salvó a su enamorada valientemente y cómo Daniel salvó a los Reynolds de la muerte.
Un gusto maestro Francisco. Cada ves me deleito más. Bendiciones mil.
Muchas gracias, tenía algo de miedo de que fuera un cuento demasiado extraño, me alegro mucho de que te haya gustado. ;)
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