PRELUDIO SANGRIENTO

(Cuento fantástico basado en una historia original de Sara Lena Jiménez Tenorio.)

A mediados del siglo XIX un hombre joven con el rostro ensangrentado llegó tambaleándose a una pequeña aldea húngara. Aquel individuo se dirigió a los campesinos en alemán, lengua que ellos apenas entendían, y dijo ser un viajero estadounidense llamado John Hunter. Según sus palabras, el carruaje en el que viajaba con su joven esposa Mary había sido asaltado por unos bandidos. Estos se habían llevado a la mujer, después de golpear a su marido hasta dejarlo inconsciente. El alcalde del pueblo le preguntó a John si podía describir a los bandidos. El joven estadounidense respondió:

-Todos ellos iban enmascarados. Pero durante el forcejeo le arranqué este objeto a su cabecilla.

John extrajo de su bolsillo un pequeño broche de oro con forma de jabalí. El alcalde palideció al verlo y dijo con voz trémula:

-¡Eran los hombres de la Condesa Báthory!

-¿Una condesa?

-¡Una bruja! El fantasma de la Condesa Báthory vive en las entrañas de la tierra, es inmortal y absorbe la sangre de sus víctimas hasta matarlas. Siento decírselo, pero no podemos hacer nada por su esposa. Aunque consiguiésemos traerla de vuelta, ya no sería ella misma, sino una nueva concubina del Diablo.

John, furioso, sacó fuerzas de flaqueza para intentar golpear al alcalde, pero en el último instante una mano fría le agarró el brazo. A su lado se hallaba un hombre de facciones pálidas e inquietantes, que le dijo con una voz tan turbadora como su rostro:

-Yo puedo ayudarlo. Pero le aconsejo que reserve sus fuerzas.

-¿Y quién es usted?

-Elías Násdasdy, cazador de vampiros. Mientras caminamos, le contaré mi historia.

Los Násdasdy vivían desde hacía siglos en un ruinoso castillo próximo al pueblo. Descendían de la condesa Báthory y, a través de ella, del mismísimo Vlad Tepes, por lo cual no era extraño que algunos miembros de la familia presentaran rasgos vampíricos. Tal era el caso de Elías, quien, pese a ser un hombre mortal, podía rivalizar con los no muertos en agilidad y fuerza, además de ser inmune a la magia negra. Su vida era una permanente cruzada contra los vampiros y protegía a la gente sin pedir nada a cambio, para redimir a su familia del deshonor causado por sus diabólicos antepasados.

...

Elías y John llegaron a la gruta de la Condesa poco después del anochecer. Pudieron encontrarla gracias al olfato de Striga, la perra de Elías, y a la joya que John le había arrebatado al jefe de los bandidos. El cazador le entregó a John una pistola cargada con una bala de plata y le recomendó que se mantuviese oculto entre los matorrales, pues solo debía disparar si aparecía la Condesa. A continuación, se arrojó sobre los guardias y los despedazó rápidamente con un viejo sable oriental. Pero uno de ellos esquivó su ataque e intentó defenderse con su cuchillo. Pensando que Elías estaba en peligro, John disparó sobre el superviviente, pero la oscuridad le impidió acertar. Además, al disparar señaló su posición y el guardia, en vez de atacar a Elías, le arrojó su cuchillo al imprudente John, matándolo en el acto. Elías decapitó al asesino y se adentró en la gruta, donde encontró a Mary, que aún estaba viva, pero que ya había sido mordida por la Condesa. Esta no quiso enfrentarse a Elías y huyó a las profundidades de la cueva, a sabiendas de que el cazador no la perseguiría, pues estaría demasiado ocupado intentando salvar a su víctima.

Elías tomó en sus brazos a la inconsciente Mary y se la llevó al viejo castillo de los Násdasdy. Una vez allí, le proporcionó los cuidados que necesitaba y además recitó un viejo hechizo, para impedir que la condesa se apoderara de su alma. De ese modo Násdasdy no solo consiguió salvar a Mary, sino también al niño que llevaba en su vientre. Este nació varios meses después y recibió el nombre de Daniel Hunter.


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2 comentarios:

Oscar Rivera-Kcriss dijo...

Ahora entiendo por qué a Sarita le gusta tanto el tema vampirezco. Esquel tú, maestro Fontenla, has logrado infundir en ella tu magia a través de tus relatos.
Felicitaciones a ambos. Son geniales. Bendiciones para todos. 🙏🙏🙏🤗🤗🤗

Javier Fontenla dijo...

Muchas gracias, aunque en realidad este relato le debe mucho a Sara, a sus sugerencias y personajes. :)

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