UN POEMA DE BÉCQUER

Poema: Gustavo Adolfo Bécquer, poeta romántico español nacido el 17 de febrero de 1836. Imagen: Carlos Miranda. Presentación: Javier Fontenla.

El fin de la semana del amor coincide con el aniversario del nacimiento de Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, el principal poeta romántico español. Aunque su vida fue breve y su obra poética escasa, Bécquer inauguró la lírica española moderna tratando temas relacionados con su propia experiencia vital, entre los cuales destacan los siguientes: la esencia de la poesía (la cual, antes de ser traducida al lenguaje humano, es una fuerza enigmática que reside en la belleza y en el misterio de las cosas), la pasión amorosa ("Hoy la tierra y los cielos me sonríen, / hoy llega al fondo de mi alma el sol, / hoy la he visto, la he visto y me ha mirado... / ¡hoy creo en Dios!"), el fracaso amoroso ("Pero mudo y absorto y de rodillas, / como se adora a Dios ante su altar, / como yo te he querido...; desengáñate, / así... ¡no te querrán!": o sea, "cambiaste un Rolex por un Casio" en versión siglo XIX), la tristeza ("En donde esté una piedra solitaria / sin inscripción alguna, / donde habite el olvido, / allí estará mi tumba.") y el extraño mundo de los sueños ("Yo no sé si este mundo de visiones / vive fuera o va dentro de nosotros, / pero sé que conozco a muchas gentes / a quienes no conozco").


No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;

mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;

mientras la humanidad, siempre avanzando
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras sintamos que se alegra el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;

mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;

mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!

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