Un poema vampírico de la gran escritora uruguaya Delmira Agustini (1886-1914). Imagen: Pixabay,
En
el regazo de la tarde triste
yo invoqué tu dolor… Sentirlo era
¡Sentirte el corazón! Palideciste
hasta la voz, tus párpados de cera.
Bajaron… y
callaste… Pareciste
oír pasar la muerte… Yo que abriera
tu herida mordí en ella -¿Me sentiste?-
¡Como en el oro de un panal mordiera!
Y exprimí más,
traidora, dulcemente
tu corazón herido mortalmente;
por la cruel daga rara y exquisita
de un mal sin nombre, ¡Hasta sangrarlo en llanto!
y las mil bocas de mi sed maldita
tendí a esa fuente abierta en tu quebranto
¿Por qué fui tu
vampiro de amargura?
¿Soy flor o estirpe de una especie oscura
que come llagas y que bebe el llanto?
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