Era una noche tenebrosa y en las calles solitarias ni un alma se miraba.
Por la ventana de una casa, una pequeña luz brillaba. Y adentro en un sillón,
estaba sentado un lector.
Leía una novela de terror, pues esa era su única distracción.
De pronto la Calaca entró, y de la mano se lo llevó.
Esta historia no tiene nada en particular, solo que el que la lee,
es el que la huesuda se llevó a descansar.
Autor: Pedro Zavaleta Flores.
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2 comentarios:
Muy buen texto Pedro.
Gracias por la dedicatoria.
Hermoso, felicidades Pedro.💓
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