LA LEYENDA DE LAMIA

 

Texto: Francisco Javier Fontenla. Fuente de imagen: Pixabay.

Según la mitología griega, Lamia fue una reina legendaria de Libia, que mantuvo relaciones amorosas con Zeus y que por ese motivo sufrió el castigo de Hera, quien la convirtió en una entidad vampírica. Lamia vivió durante siglos en distintas ciudades de Grecia, dejando a su paso una estela de cadáveres desangrados. Todavía conservaba una apariencia atractiva, que aprovechaba para seducir a los jóvenes incautos, cuya sangre bebía después de haber satisfecho su lujuria. 

Sus crímenes no finalizaron hasta que conoció a un filósofo corintio llamado Menipo, que se enamoró apasionadamente de ella. Lamia aceptó los requerimientos amorosos de Menipo, pues deseaba beber su sangre. Pero el mago Apolonio, maestro y amigo de Menipo, desconfiaba de aquella misteriosa mujer. Cuando se celebró el banquete nupcial, el sabio Apolonio acudió como invitado, pero lo primero que hizo fue acusar a Lamia de ser un vampiro. Según una tradición recogida por el escritor Filóstrato, le dijo a Menipo las siguientes palabras: “vives abrazado a una serpiente”. Lamia, sabiendo que no podía engañar a un hombre tan sabio como Apolonio, huyó adoptando la forma de una serpiente y desapareció para siempre. 

Sin embargo, su leyenda permaneció viva en el recuerdo de los hombres e inspiró a grandes poetas, como Goethe, Keats y Ashton Smith. Posiblemente su sombra también se proyecta sobre los vampiros femeninos de la narrativa romántica, como la Clarimonda de Teophile Gautier, la Ligeia de Edgar Allan Poe o la Carmilla de Sheridan Le Fanu, todas ellas tan hermosas, enigmáticas y siniestras como la propia Lamia. Junto con Lilith, el demonio femenino de las leyendas hebreas, y con Lamashtu, la diosa maligna de la mitología mesopotámica, Lamia es la tercera “L” de la mitología vampírica femenina.

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2 comentarios:

Oscar Rivera-Kcriss dijo...

Maestro, me he deleitado con esta lectura.
Debe ser muy duro casarse con alguien que desaparece el mismo día de la boda, sin dejar rastro alguno.
Gracias por compartir esta historia.
La sabiduría de los grandes no se puede evadir, por más que quiera ocultarse ante ellos.
Gracias mil, otra vez. 🤗🤗🤗👏👏👏

Javier Fontenla dijo...

Cierto, pero más duro sería que tu novia te chupara la sangre en la noche de bodas ;). Mil gracias a ti, Óscar. :)

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