LOS HÉROES OSCUROS

Texto: FranciscoJavier Fontenla. Imagen: Pixabay.

La película Batman begins nos enseñó que para luchar contra el terror hay que convertirse en el terror, pero los héroes oscuros ya lo sabían antes. Estos son personajes esencialmente buenos (aunque no siempre lo parezcan) y dedican sus vidas a luchar contra las fuerzas del mal, pero en muchos aspectos se parecen más a los villanos que a los héroes arquetípicos. Son “tipos duros” que no nos gustaría tener como vecinos, pero sí como defensores cuando las cosas se tuercen. No son simpáticos ni cuentan chistes mientras luchan, no tienen familia ni amigos (aunque sí aliados ocasionales) y nunca se quedan con la chica. Vencen a sus enemigos con mucho esfuerzo y efusión de sangre, pero no ganan nada con eso, salvo el derecho a sobrevivir y a proseguir su eterno camino hacia ninguna parte. Generalmente sus orígenes son bastante oscuros (algunos ni siquiera tienen nombre) y parecen llevar consigo el estigma de un destino trágico. Quizás los héroes oscuros más conocidos de la cultura popular moderna sean los que podríamos llamar “la triple B” (Batman, Blade y Berserk), pero podríamos añadir a la lista otros personajes ilustres, desde los guerreros bárbaros de Robert E. Howard hasta los samuráis sin amo de Akira Kurosawa, pasando por los adustos y casi espectrales pistoleros que aparecen en algunos westerns sangrientos, como Infierno de cobardes o Django el bastardo. También podríamos incluir en esta categoría ciertos héroes con poderes sobrenaturales de origen diabólico o vampírico, como Hellboy y Vampire Hunter D, sin olvidar algún personaje femenino, como Miyu, la princesa vampiro creada por la mangaka japonesa Narumi Kakinouchi.

Como complemento y ejemplo de esta exposición, añado mi versión de “El rey y el roble”, una breve e inquietante historia escrita por Robert E. Howard y protagonizada por el rey Kull de Atlantis.

Antes de que el sol muriera asesinado por la noche, el rey cabalgaba por el bosque, armado con su espada. Los milanos surcaban los cielos y los vientos parecían susurrar: “el rey Kull se encamina hacia el mar”. El sol tiñó de rojo las aguas del océano y las sombras cayeron sobre la tierra. La luna se irguió en el cielo, semejante a una calavera de plata convocada por un hechizo infernal. Los árboles adquirieron un aspecto monstruoso en la oscuridad. Y Kull creyó ver en cada tronco un ser viviente, en cada rama un brazo siniestro. Y sintió que ojos diabólicos espiaban su paso. Las ramas, semejantes a serpientes, se agitaban en la noche y ante él apareció un roble de aspecto lúgubre, que le bloqueaba el camino. El rey se enfrentó al siniestro roble, cuyas ramas parecieron acercarse a él, sin que ningún sonido quebrase el silencio de la noche. La fuerte mano del rey lo acuchilló con su daga. Entonces los árboles empezaron a entonar un cántico siniestro: “Éramos los amos del bosque antes de que llegaran los hombres. Y algún día volveremos a serlo.” Kull creyó percibir un viejo y extraño mundo, anterior al dominio del hombre sobre la Tierra. Un éxtasis de terror se apoderó de él. Y luchó contra un árbol inmóvil y silencioso hasta que le sangraron las manos, como quien se debate en medio de una pesadilla. El viento silbó y el poderoso rey Kull de Atlantis reemprendió en silencio su camino hacia el mar.

3 comentarios:

KIDIA dijo...

Gracias, siempre he sentido que esos son los héroes reales. Me gusta tu escrito. ¡Bravo!

Greicy Bruges Wilches dijo...

Interesante este tema, me encanta esa manera de describir esos verdaderos héroes.
Muchas gracias por compartir.
Muchas felicidades al maestro.

Javier Fontenla dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios. Feliz sábado y un saludo enorme.

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