Texto: Francisco Javier
Fontenla, basado en la obra de H. P. Lovecraft, nacido el 20 de agosto de 1937. Imagen: Pixabay.
El escritor
estadounidense August Derleth denominó “Mitos de Cthulhu” a un ciclo de relatos
macabros, que acabaría convirtiéndose en un auténtico subgénero dentro de la
literatura fantástica moderna. Dicho ciclo abarca algunas novelas cortas y numerosos
cuentos, escritos por diversos autores desde el siglo XIX hasta hoy. Si bien
sus principales artífices fueron H. P. Lovecraft y el propio Derleth, no
podemos olvidar a sus precursores (Edgar Allan Poe, Arthur Machen…) ni tampoco
a sus epígonos (Robert Bloch, Ramsey Campbell…). La temática de estos relatos
mezcla el terror con la ciencia-ficción y actualiza los tópicos de la novela
gótica (criptas tenebrosas, bosques embrujados, viejas casas que guardan un
secreto...), al mismo tiempo que recibe la influencia de las teorías
científicas y filosóficas más modernas. Según la filosofía “oficial” de los
Mitos de Cthulhu, antes de que existiera el ser humano la Tierra recibió la
visita de varias formas de vida procedentes del espacio exterior. Esos seres de
origen extraterrestre construyeron grandes ciudades, hoy desaparecidas bajo las
aguas del mar, las arenas del desierto o los hielos de la Antártida. A pesar de
ser criaturas muy evolucionadas intelectualmente, su vida en la Tierra no fue
nada fácil, pues las distintas razas alienígenas tuvieron que enfrentarse entre
ellas por el dominio del planeta. Entre las principales razas podemos destacar
las siguientes:
-Los Mi-Go llegaron a la Tierra desde el planeta Yuggoth (hoy llamado Plutón).
Actualmente solo aparecen por aquí ocasionalmente y cuando lo hacen
permanecen ocultos en zonas montañosas, pues prefieren evitar contactos con la
especie humana. De todas formas, puede ser que de vez en cuando algún granjero
o investigador demasiado curioso desaparezca misteriosamente.
-Los Primordiales vivieron en grandes ciudades desaparecidas hace millones de años (de ellas solo quedan unas misteriosas ruinas en el corazón de la Antártida). No es buena idea acercarse a los vestigios de sus asentamientos, pues allí aún hoy acechan los soggoths, monstruos sin forma creados por los Primordiales.
-La Raza de Yith era
seguramente la más evolucionada y misteriosa de todas estas especies. Sus
miembros tenían el poder de proyectar sus mentes hacia los cuerpos de otros
organismos, incluso a través del tiempo. Gracias a eso, los seres de Yith
aprendieron los conocimientos acumulados por las demás especies evolucionadas,
incluida la nuestra.
-Los Grandes Antiguos
son, sin duda, los seres más conocidos y siniestros de la mitología
lovecraftiana. Eran criaturas colosales, semejantes a dragones o pulpos
gigantes, y vivían en ciudades de extraña arquitectura, cuyos extraños edificios ignoraban las normas de la geometría euclidiana. Sus ciudades fueron inundadas por el mar y los
Grandes Antiguos entraron en estado letárgico, aguardando el momento propicio
para despertar y destruir a la especie humana. A pesar de todo, hay hombres que
los adoran como si fueran dioses y están dispuestos a ayudarlos en su
reconquista de la Tierra.
Dejando aparte estas
razas alienígenas, los Mitos de Cthulhu también hablan de otras criaturas
igualmente misteriosas, pero que tienen su origen en este planeta:
-Los Profundos son
monstruos marinos semejantes a los tritones de la mitología griega, pero mucho
más horribles. En ciertas ocasiones mezclaron su sangre con la especie humana,
dando lugar a razas híbridas de aspecto inquietante, que viven en las islas del
Pacífico y también en cierta villa portuaria de Nueva Inglaterra.
-Los Gules no son
monstruos exclusivos de la mitología lovecraftiana, pues ya aparecen en las
leyendas de los antiguos árabes. Son bestias necrófagas semejantes a vampiros o
licántropos, que viven bajo tierra y salen de noche para alimentarse de carroña, aunque también les gusta la sangre fresca. Al igual que los Profundos, pueden tener
descendencia híbrida con los humanos.
Para finalizar esta breve exposición de la mitología lovecraftiana, debemos mencionar a sus dioses supremos (Azazoth, Yog- Sothoth, Nyarlathotep…). Todos ellos son malévolos y simbolizan una filosofía pesimista, según la cual los valores y sentimientos humanos carecen de toda importancia para el universo. A nivel cósmico no somos más que criaturas insignificantes, perdidas sin esperanza en un vacío tenebroso y hostil.
Como complemento de este artículo y ejemplo de los Mitos, añado mi adaptación de una breve historia de Lovecraft, "La colina de Zamán":
La gran colina se alzaba junto al
viejo pueblo y su ladera –verde, empinada y cubierta de árboles que parecían
espiar el campanario- empezaba donde terminaba la calle principal. Durante
doscientos años habían corrido rumores sobre lo que sucedía en aquella colina
maldita, historias de ciervos y pájaros que habían aparecido extrañamente
mutilados o sobre niños perdidos que habían desaparecido para siempre. Un
día el cartero no encontró a ninguno de los habitantes del pueblo, incluso sus
casas habían desaparecido. La gente llegó de Aylesbury para ver qué había sucedido.
Todos pensaron que el cartero se había vuelto loco, por decir que había visto
los ojos hambrientos de la colina y sus mandíbulas abiertas.
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