Traducción de Francisco Javier Fontenla. Imagen de Pixabay.
El príncipe de Radziville nos cuenta en su obra Viaje a Jerusalén una historia bastante singular, de la cual asegura haber sido testigo.
El príncipe había encontrado en Egipto dos momias, una perteneciente a un hombre y otra a una mujer, y las había embarcado secretamente en su barco, cuando este partió de Alejandría rumbo a Europa. Solo lo sabían él mismo y sus dos criados, pues los musulmanes no permiten que se saquen momias del país, pensando que los cristianos las emplean para hacer hechizos. Cuando el barco estaba en mar abierto se desencadenó una tempestad, tan violenta que el piloto había perdido la esperanza de salvar su barco. Todo el mundo consideraba el naufragio inminente e inevitable. Un buen sacerdote polaco, que acompañaba al príncipe en su viaje, recitó las oraciones de rigor en semejantes circunstancias, coreado por el príncipe de Radziville y su séquito. Pero el sacerdote dijo que lo atormentaban dos espíritus (un hombre y una mujer), negros y hediondos, que lo hostigaban y amenazaban de muerte. A bordo todos pensaban que el miedo y el peligro habían trastornado su imaginación. Durante un momento se calmó la tempestad y el cura pareció tranquilizarse, pero después arreció el viento y los fantasmas volvieron a atormentarlo, incluso con más fuerza que antes. Sus tormentos solo terminaron cuando las dos momias fueron arrojadas al mar. En aquel mismo instante se calmó la tempestad.
5 comentarios:
Los musulmanes tienen muy firmes sus creencias y demasiado arraigados sus dogmas. Su respeto a los difuntos es tan sagrado como la misma vida.
Gracias maestro Javier. Excelente. 👏👏👏🤗🤗🤗🙏🙏🙏
Muchas gracias, Óscar. :)
Me encanto quería seguir la aventura 👍👍😊😊👏👏👏👏👏👏👏😃🙂
Desgraciadamente, Nodier no nos contó lo que pasó después, pero siempre podemos imaginarlo. Muchas gracias por tu comentario. :)
Se nos quedó corto el relato.
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