DOS MUNDOS FANTÁSTICOS

 

Texto: Francisco Javier Fontenla. Imagen: Pixabay.

Un elemento recurrente en la literatura fantástica es el mundo mítico lleno de misterios y aventuras, que supuestamente existió en un pasado remoto o que existirá en un futuro igualmente lejano. Además de clásicos como la Atlántida, Hiperbórea, Agartha o Lemuria, los más conocidos de esos mundos imaginarios son la Era Hiboria de Robert E. Howard, la Narnia de C. S. Lewis, la Tierra Media de Tolkien y el Westeros de George R. Martin. Aquí vamos a presentar dos mundos fantásticos que no gozan de tanta fama como los anteriores, pero que no por ello resultan menos interesantes para los amantes del género.

Zothique, el último continente de la Tierra en un remoto futuro, es el escenario donde se ambientan varios relatos del escritor estadounidense Clark Ashton Smith (1899-1961). Se trata de un lugar enigmático, desolado y siniestro, donde nuestra ciencia ha sido olvidada y sustituida por la magia negra. Los habitantes de Zothique llevan una vida semejante a la de los antiguos árabes, pero mucho más peligrosa, pues sufren el acoso de distintas criaturas sobrenaturales, desde vampiros hasta dioses malvados, pasando por toda clase de brujos y nigromantes. En los misteriosos mares que rodean las costas de Zothique hay algunas islas habitadas, como Naat, donde viven nigromantes con sus esclavos zombis y caníbales de raza negra (por cierto, quizás George R. Martin hizo una referencia a Naat en Game of Thornes, cuando llamó “Nath” a la isla natal de Missandei).

Ahora vamos a remontarnos al siglo XIX, cuando el aventurero Arthur Gordon Pym, creado por Edgar Allan Poe, visitó la misteriosa isla de Tsalal. Esta isla se encuentra al sur de los mares conocidos en aquella época, donde hoy sabemos que se halla el continente antártico. Curiosamente, allí el clima es bastante benigno, al menos durante la época estival, aunque en las aguas circundantes se encuentran bloques de hielo. La flora y la fauna de la isla, tal como las describe Poe por mediación de Pym, son muy peculiares, aunque sin sobrepasar los límites de lo verosímil. Hay animales que conocemos (tortugas, peces marinos, holoturias…) y también especies endémicas (osos gigantes, grandes e inofensivas serpientes de especie desconocida, enormes pájaros blancos…). Los habitantes de la isla son de raza negra (incluso sus dientes son oscuros) y abominan del color blanco. Tienen unos hábitos muy primitivos y ni siquiera construyen casas propiamente dichas, pues viven en los árboles o en cuevas, aunque sí saben fabricar embarcaciones rudimentarias. Reciben a los visitantes con aparente amabilidad, pero ya sabemos que las apariencias engañan. Varias décadas después de que Poe hubiera narrado las aventuras de Gordon Pym, nada menos que Julio Verne escribió una secuela de su historia, titulada La esfinge de los hielos. En la novela de Verne la isla de Tsalal recibe la visita de nuevos exploradores, pero estos encuentran allí un espectáculo desolador. La isla había sido arrasada por una catástrofe natural, con la consiguiente desaparición de todos sus habitantes.

(Continuará.)

Lee la continuación con el siguiente enlace:

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LECTURAS OSCURAS

 Texto: Fontenla. Imagen: Pixabay.

¿Quieres pasarlo de miedo este verano? Pues aquí van como recomendación varias obras de fantasía oscura, no tan famosas como Drácula o Frankenstein, pero no por ello menos interesantes.

Empezamos por los cuentos de Edgar Allan Poe, escritor estadounidense del siglo XIX, considerado por muchos el mayor maestro de la narrativa fantástica. Si osas penetrar en los oscuros mundos de Poe, debes andar con cuidado, pues te tambalearás sobre el estrecho hilo que separa la vida de la muerte (La caída de la casa Usher, Ligeia…), investigarás los casos criminales más inquietantes (El doble crimen de la Rue Morgue, El escarabajo de oro…), te dejarás arrastrar por el romanticismo más morboso (Berenice, Morella...), lucharás contra las fuerzas más terribles de la Naturaleza (Manuscrito hallado en una botella, La caja oblonga…) y también conocerás a los siniestras fantasmas que acechan en las profundidades del corazón humano (El gato negro, El corazón delator…). Hay muchas ediciones de los cuentos de Poe en todas las lenguas y, siendo textos de dominio público, resulta fácil encontrarlos en Internet, donde puedes leerlos de forma legal y gratuita (algunos puedes encontrarlos en publicaciones anteriores de este mismo blog).

Mucho antes de que Stephenie Meyer alcanzara la fama con Crepúsculo, ya había historias donde el amor romántico convivía en perfecta simbiosis con la fantasía oscura. Entre esas historias podemos destacar una novela corta titulada Olalla, obra de Robert Louis Stevenson, el mágico autor escocés que también nos contó las aventuras de Jim Hawkins y las desventuras del Doctor Jekyll. Olalla se ambienta en un lugar agreste de España en los tiempos de las guerras napoleónicas. Un oficial británico, convaleciente tras haber resultado herido en la lucha contra los franceses, se establece en el ruinoso caserón de una vieja familia hidalga, que la gente del lugar teme y rechaza a causa de ciertas leyendas ancestrales. El oficial se enamora de Olalla, la hermosa hija de la dueña del caserón, pero no tardará en descubrir que la familia de su amada esconde un terrible secreto. Esta es la premisa argumental de una historia al mismo tiempo turbadora y dramática, que quizás no sea especialmente terrorífica, pero que te acompañará durante toda la vida, como el recuerdo de un hermoso sueño que nunca se hizo realidad (por cierto, la inspiración de Olalla vino precisamente de una experiencia onírica).

Pero Poe, Stevenson y Stephenie Meyer no son los únicos que han sabido mezclar romanticismo, misterio y terror en un una misma historia. Amor oscuro es una antología de relatos fantásticos, en los cuales encontrarás lo más dulce y lo más terrible que puede producir la imaginación humana. Los participantes de dicha antología, entre los cuales figuramos Sara Lena y yo mismo, junto con otros muchos escritores de distintos países, te animamos a darnos una oportunidad de asustarte, para lo cual puedes comprar un ejemplar en Amazon a través del enlace que figura en este mismo blog.

LOS HÉROES DE ROBERT ERVIN HOWARD

 

Texto: Francisco Javier Fontenla. Imagen: Pixabay.

El 11 de junio del año 1936 se suicidaba Robert Erven Howard, considerado, con perdón de Tolkien, el principal autor de espada y brujería. Su principal aportación a la cultura popular moderna fue, sin duda, el guerrero prehistórico Conan de Cimeria, más conocido cómo Conan el Bárbaro. Pero Howard creó otros personajes que también merecen nuestra atención. Aquí vamos a hacer una breve presentación de los más destacados (dejando aparte a Conan, que ya es suficientemente conocido).

Kull de Atlantis (también llamado Kull de Valusia) fue el que vivió en una época más remota, cuando el mítico continente de Atlantis aún no había sido devorado por las aguas del mar. Teniendo en cuenta que, según los cálculos de Platón, esa catástrofe tuvo lugar hace unos doce mil años, podemos pensar que Kull fue contemporáneo de los mamuts y del Hombre de Cro-Magnon. Nació precisamente en un pueblo de Atlantis y durante su juventud llevó una vida nómada, siendo unas veces esclavo, otras bandido, más tarde mercenario y finalmente rey de Valusia, el reino más rico y poderoso de la época. Tanto antes como después de acceder al trono, Kull fue un poderoso guerrero, que luchó contra numerosos enemigos humanos y, sobre todo, contra los peligrosos Hombres Serpiente. En algunos aspectos su vida fue muy semejante a la de Conan, pero, al contrario que el cimerio, Kull nunca mostró especial interés por las mujeres. Además, en su madurez vivió atormentado por preocupaciones filosóficas, lo cual contrasta con la actitud despreocupada y hedonista de Conan.

Bran Mak Morn fue un rey picto que vivió en la actual Escocia durante la época del Imperio Romano. Preocupado por conservar a toda costa la independencia de su pueblo, Bran luchó contra los romanos e incluso llegó a emplear la magia contra ellos. Después de su muerte se convirtió en una leyenda para el pueblo picto, que empezó a adorar sus estatuas y a esperar su retorno al mundo (en ese sentido se parece al famoso Rey Arturo de los ingleses, que, según cierta profecía, algún día volverá de Avalón, la isla mágica, para recuperar su antiguo reino).

Turlogh O’ Brien fue un guerrero celta, que vivió en Irlanda durante los siglos más oscuros de la Edad Media. Era un vagabundo sin ley ni amo, que luchó contra los vikingos y otros adversarios. Además, en uno de sus viajes llegó al misterioso país de Bal-Sagoth (una tierra misteriosa, habitada por los descendientes de los atlantes y por espantosos monstruos prehistóricos). Durante una de sus aventuras recibió la ayuda de guerreros pictos adoradores del rey Bran, en una especie de crossover entre este ciclo narrativo y el anterior. En realidad, hay muchas razones para pensar que todos los héroes de Howard vivieron en un mismo universo fantástico, aunque en épocas distintas.

Solomon Kane fue un puritano inglés del siglo XVI, que navegó por los siete mares bajo las órdenes del célebre corsario Francis Drake (con quien tuvo sus más y sus menos). También luchó en las guerras de religión que tiñeron de sangre la Europa continental y, cuando ya era un hombre maduro, viajó por los lugares más oscuros e inhóspitos del África Negra, sin más motivación para eso que su irresistible sed de aventuras. Solomon, como todos los héroes de Howard, es un guerrero fuerte y hábil con la espada, más bien solitario y de carácter poco amistoso. Pero no es un bárbaro, sino un hombre de moral rígida y profundo espíritu religioso, que se cree destinado a luchar contra el Mal en nombre de su Dios. Desprecia las conquistas, las riquezas e incluso el amor, no teniendo otro objetivo en su vida que cumplir la misión asignada por la Providencia. A pesar de ser un fervoroso cristiano, mantuvo buenas relaciones con el hechicero africano N’Longa, quien lo ayudó con su magia en varias ocasiones. Durante sus viajes por el mundo, Kane luchó contra numerosos enemigos humanos, desde piratas hasta caníbales, pero también tuvo que enfrentarse a muchas criaturas extrañas (vampiros, demonios, fantasmas, etc.). Kane es, sin duda, el más misterioso de todos los héroes de Howard (y quizás también el más oscuro).

Pero Howard no solo creó héroes masculinos, sino también valerosas espadachinas, al mismo tiempo hermosas y mortíferas, como Valeria de la Hermandad Roja o Sonia de Rogatino. Según la cronología del "Howardverse", estas valientes guerreras fueron contemporáneas, respectivamente, de Conan y de Solomon Kane.

Finalizamos este artículo con mi adaptación de un texto publicado por Howard en la legendaria revista Weird Tales. En él se hace referencia al rey asirio Sargón, a sus guerras y a una visión apocalíptica, que parece presagiar la decadencia de su imperio (o quizás el fin de la Humanidad). Estas inquietantes palabras nos introducen en el mundo mítico de Howard, al mismo tiempo heroico y pesimista.

LAS PUERTAS DE NÍNIVE

Estas son las puertas de Nínive: una vez ganadas sus guerras, llegó Sargón y contempló fijamente las torres, donde el sol de la mañana imprimía sus reflejos.

Sargón bajó de su carruaje, arrojó su yelmo a la arena, dejó caer su espada de filo llameante y se mesó la barba con las manos vacías. Entonces habló:

"Las torres me muestran sus rojizos resplandores y la gente me saluda con alegres canciones. Pero un extraño hechizo pesa sobre mí y puedo ver el ocaso de las gentes que pueblan la Tierra. Las ciudades caen arrasadas, el metal de los carruajes se cubre de moho. Veo, a través de una niebla extraña y gris, cómo todo cuanto existe se difumina en el polvo, incluso las puertas de Nínive.”

LOS ESPECTROS DE LA TEMPESTAD (CHARLES NODIER)

 

Traducción de Francisco Javier Fontenla. Imagen de Pixabay.

El príncipe de Radziville nos cuenta en su obra Viaje a Jerusalén una historia bastante singular, de la cual asegura haber sido testigo.

El príncipe había encontrado en Egipto dos momias, una perteneciente a un hombre y otra a una mujer, y las había embarcado secretamente en su barco, cuando este partió de Alejandría rumbo a Europa. Solo lo sabían él mismo y sus dos criados, pues los musulmanes no permiten que se saquen momias del país, pensando que los cristianos las emplean para hacer hechizos. Cuando el barco estaba en mar abierto se desencadenó una tempestad, tan violenta que el piloto había perdido la esperanza de salvar su barco. Todo el mundo consideraba el naufragio inminente e inevitable. Un buen sacerdote polaco, que acompañaba al príncipe en su viaje, recitó las oraciones de rigor en semejantes circunstancias, coreado por el príncipe de Radziville y su séquito. Pero el sacerdote dijo que lo atormentaban dos espíritus (un hombre y una mujer), negros y hediondos, que lo hostigaban y amenazaban de muerte. A bordo todos pensaban que el miedo y el peligro habían trastornado su imaginación. Durante un momento se calmó la tempestad y el cura pareció tranquilizarse, pero después arreció el viento y los fantasmas volvieron a atormentarlo, incluso con más fuerza que antes. Sus tormentos solo terminaron cuando las dos momias fueron arrojadas al mar. En aquel mismo instante se calmó la tempestad.

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